miércoles, 4 de noviembre de 2015

"HOME"

Home —Hogar en español— es un documental dirigido por Yann Arthus-Bertrand y estrenado en 2009. La película está enteramente compuesta por vistas aéreas de diversos lugares alrededor del mundo junto a la voz de un narrador (Juan Echanove en la versión castellana de España). Muestra la diversidad de la vida en La Tierra y cómo las actividades humanas se han convertido en una amenaza para el equilibrio ecológico del planeta.

. https://youtu.be/SWRHxh6XepM

Yo inventé el Ejército Rojo.


domingo, 25 de agosto de 2013

"La otra historia de la segunda guerra mundial. Resistencia contra Imperio". Donny Gluckstein.

GLUCKSTEIN, Donny. La otra historia de la segunda guerra mundial. Resistencia contra Imperio. Ariel. Barcelona. 2013.

Un libro que analiza desde una perspectiva diferente  -“desde abajo”- el acontecimiento más traumático sufrido por la especie humana en toda su historia. Se trata de la segunda guerra mundial. El libro de Donny Gluckstein -profesor del departamento de Historia del Stevenson College de Edimburgo e hijo del histórico militante y teórico trotskista Tony Cliff- supone un posible inicio para una historia de las clases popular en este periodo. Gluckstein plantea su libro desde una hipótesis, según la cual la segunda guerra mundial habría sido un conglomerado de conflictos bélicos atravesados por dos tipos de guerra. Esas dos guerras paralelas se entrelazaron y chocaron entre 1939 y 1945. Estas dos guerras serían, por un lado, una guerra entre los imperialismos de los aliados y de las potencias del eje por conservar o aumentar sus dominios imperiales, y por el otro las guerras populares, llevadas a cabo por grandes sectores de la población contra la ocupación y con el objetivo de una liberación acompañada de una notable mejora de las condiciones de vida de la gente común. Se trató esta segunda de una guerra por preservar la vida y mejorarla.

Gluckstein comienza el libro con la guerra civil española, pues representa el primer episodio de estas guerras paralelas. Una guerra entre las potencias imperialistas (incluida la Unión Soviética) y una guerra popular (en forma de revolución) contra todos esos imperialismos. El final ya lo conocemos. El fantasma de la revolución fue conjurado en el baño de sangre y una dictadura aseguró el aplastamiento de las clases populares de este país durante los siguientes cuarenta años.

El libro de Gluckstein es interesante porque hace jirones los lugares comunes y la ideología de los vencedores, la mistificación de la segunda guerra mundial como un conflicto entre democracia y fascismo, que a la luz de los hechos se demuestra falsa. Gluckstein afirma que la guerra fue, para los estados beligerantes, una lucha por mantener o acrecentar sus dominios imperiales. Los conceptos como “guerra justa” no parecen muy compatibles con las motivaciones de las potencias aliadas. A lo largo del libro Gluckstein analiza varios ejemplos de cómo las dos guerras (inter-imperialista y popular) se entrelazan, coinciden o chocan.

Dramático es comprobar cómo la Gran Bretaña de Winston Churchill masacró la heroica resistencia griega contra el nazismo, bombardeando Atenas, con el beneplácito de Stalin. Ambos personajes se repartieron en cuartillas de papel, antes de que la guerra terminara, las áreas de influencia y los tantos por ciento de influencia en cada país. No importaba lo que los pueblos decidieran desearan. Las decisiones habían sido tomadas por los hombres de estado. Y si esas decisiones fueron cuestionadas, en el caso griego la solución fue la represión por parte de los británicos y la fundación de un estado griego dirigido por los antiguos fascistas que llegaron a colaborar con los nazis.

Las contradicciones también se dieron en el seno de los aliados. Los campos de concentración para la población de origen japonés en los mismos Estados Unidos dejan muy claro que racismo y democracias no fueron, ni son, antagónicos. Una vez más Gluckstein demuestra la falacia de la guerra ideológica con los hechos. Durante los años que duró la segunda guerra mundial los Estados Unidos vivieron un periodo de agitación social, con estallidos provocados por el racismo al que vivía sometida la población negra. Estas protestas y estallidos fueron reprimidos con “democrática” ferocidad.

Otro episodio sangrante es la represión del independentismo indonesio por parte de los británicos para asegurar que la metrópoli holandesa no perdiese el control de su colonia, para lo que no dudaron en utilizar los miles de soldados japoneses derrotados para tal fin.

En momentos tan dramáticos como los actuales en algunas zonas del planeta, esta visión de Gluckstein nos puede ayudar a interpretar los acontecimientos de Siria o Egipto con una perspectiva diferente a la propuesta por los medios de comunicación, siempre tan cortoplacistas e incapaces de ver más allá de la mera lucha por el poder y de las lógicas estatalistas. Porque Gluckstein tiene en cuenta las motivaciones de los actores de los procesos históricos. Por ello plantea una elección ética. No es lo mismo la guerra de los Estados por mantener o aumentar su poder que la guerra de los pueblos por preservar y mejorar la vida. Y en este momento pienso en las mujeres, los niños, las personas de bien que en Siria comenzaron una revolución con lemas como libertad, unidad y pacificación. Pienso en ellos como pienso en los jóvenes palestinos, en las mujeres egipcias que no querían que Morsi las obligara a vivir de un modo que ellas no quieren, y que ven con preocupación cómo la violencia del ejército no tiene piedad con nadie. Tampoco la tendrá con ellas cuando vuelvan a salir a la calle. Y sin embargo, como dijo Buenaventura Durruti, “llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones”. Siempre ha sido, es y será así. Así somos los seres humanos, siempre dispuestos a mejorar la vida, aunque sea de formas muy extrañas y contraditorias.

Jaime Aguirán. 26/08/2013. 

sábado, 18 de mayo de 2013

Exposición: "Antes del diluvio. Mesopotamia (3500-2100 a. C.)".


  La exposición titulada Antes del diluvio. Mesopotamia 3500-2100 a. C. -ofrecida por Caixaforum en Madrid- es una oportunidad para reflexionar sobre el pasado de nuestra especie. Es un lujo poder admirar obras elaboradas hace cinco mil años. Pero vayamos más allá del mero coleccionismo de piezas.
  La muestra está marcada por la interpretación que del pasado de la humanidad hacen los poderes opresivos, desde la perspectiva del proceso de conformación de los Estados (muy unido a la guerra), la sociedad de clases, la propiedad privada y la afirmación del patriarcado.


  Para aquellos que nos acercamos a la muestra con una forma propia de entender la historia -a partir de una idea de lo humano marcada por una aspiración autoemancipatoria- no podemos dejar de retirar los velos sobre el pasado que buscan justificar cierto presente. El primer velo es el del concepto de civilización. Según la muestra la civilización sumeria es la primera porque inventa la ciudad, el Estado y la propiedad privada. Lo anterior se identifica con la barbarie. Pero las primeras ciudades no surgen en este periodo, ni con las características que toman en Mesopotamia. En Catal Huyuk (Anatolia), en pleno Neolítico, nace una cultura urbana (una ciudad de diez mil habitantes) en la que no existen signos de jerarquización social como recintos amurallados que protejan templos o palacios. La tesis de la exposición sobre las primeras ciudades es falsa.
Otra burda justificación ideológica es la que identifica a las sociedades agrícolas con la invención de la propiedad privada. Los siete mil años anteriores de sociedades agrícolas igualitarias durante el Neolítico son ocultados.
  Un asunto interesante es vislumbrar, a través de los relatos religiosos sobre el origen del mundo, el paso de una cultura matrista -representada por la figura de la diosa madre- y la afirmación del patriarcado. Muestra el deshacerse de una cultura y la afirmación de otra nueva en un periodo de transición que dura varios siglos. Hijo de estos relatos será el relato bíblico del Génesis, que se escribe dos milenios más tarde que los originales mesopotámicos, de los que es deudor.
  Visitar esta muestra es muy recomendable, siendo conscientes de que en el pasado siempre se encuentra lo que uno busca. Los poderes opresivos buscan y encuentran sus orígenes. Y quienes buscamos una nueva forma de vida desde una perspectiva de bien común en clave universal y duradero también los encontramos, pero no en esta muestra.

Jaime Aguirán.

Artículo aparecido en el periódico mensual "Socialismo Libertario" (número 68, abril de 2013).


sábado, 2 de marzo de 2013

"También hubo amor en el gueto". Marek Edelman.



   También hubo amor en el gueto es el título de un libro, recientemente publicado por Galaxia Gutenberg, que recoge el relato oral de Marek Edelman - transcrito por Paula Sawicka -. Para hablar del libro es necesario hacerlo de su autor. Edelman nació en 1922. Era un joven militante del BUND (la Unión de Trabajadores Judíos de Lituania, Polonia y Rusia. Se trataba de una organización marxista y antisionista fundada en 1897) que fundó en 1942, junto a otros bundistas, el ZOB (Organización Judía de Combate) para luchar contra los nazis en el gueto de Varsovia. Fue uno de los líderes del levantamiento del gueto en 1943. Sobrevivió y participó en el levantamiento de Varsovia de 1944. Permaneció en Polonia ejerciendo como médico durante la dictadura comunista. Su compromiso volvió a aflorar cuando se unió en 1976 al Comité de Defensa de los Obreros, para ayudar a los trabajadores en huelga contra la burocracia del Estado. Posteriormente formó parte del sindicato Solidaridad durante la revolución de 1980.
   También hubo amor... es un viaje a través de los recuerdos de Marek en la fase final de su vida. Se trata de un relato con el que quiere dejar constancia de todos aquellos a los que recuerda, aquellos con los que luchó por afirmar la vida. Porque este es el tema sobre el que trata el libro. Todos a los que recuerda lucharon por sobrevivir, y trataron de hacerlo de formas contradictorias, pero siempre con el convencimiento de hacer prevalecer lo mejor de sí mismos, con un sentido de justicia que aplicaban incluso a sus verdugos.
   Son conmovedores los relatos sobre el amor en el gueto, por cómo este sentimiento fue lo que les ayudó a resistir. Este amor se expresaba de muchas formas. En la organización de escuelas, de hospitales, en la edición del Biuletyn informativo del ZOB con un cliclostil, el la amistad que hizo que jamás ningún miembro del ZOB delatara a ningún compañero, en el acompañamiento a los niños hasta Treblinka por una adolescente que elige compartir ese último viaje...¿¡Cómo voy a dejarlos!? No pueden ir solos...
   Los recuerdos de Edelman nos transportan a la vida cotidiana en el gueto, a unas condiciones de vida terribles, impuestas con el objetivo de exterminar a la población concentrada en el gueto. Todo estaba calculado, salvo un factor que los nazis no incluyeron: la tensión inextinguible que anida en todos los seres humanos por afirmar la vida. Algo que pertenece a todos los seres humanos que han existido, existen y existirán.

Artículo aparecido en el periódico "Socialismo libertario" número 67 (marzo de 2013), página 5.

domingo, 29 de julio de 2012

Un aniversario: 19 de julio. Albert Camus.

Texto del mensaje enviado por Albert Camus a los jóvenes escritores españoles en ocasión del vigésimo aniversario de la guerra civil española.

El 19 de julio de 1936 comenzó en España la segunda guerra mundial. Esta guerra ha terminado en todas partes salvo, precisamente, en España. El pretexto de no terminarla es la obligación de prepararse para la tercera guerra mundial. Esto resume la tragedia de la España republicana que ha visto imponérsele la guerra civil y extranjera por jefes militares rebeldes y que hoy, aún ve que se le siguen imponiendo los mismos jefes, en nombre de la guerra extranjera. Durante 20 años, una de las causas más justas que puedan encontrarse en la vida de un hombre, se ha visto constantemente deformada, y, en ocasiones, traicionada por los intereses más poderosos de un mundo entregado a las luchas del poder. La causa de la república está y estará siempre identificada con la de la paz; esa es sin duda su justificación. Desgraciadamente el mundo no ha cesado de estar en guerra desde el 19 de julio de 1936 y la república española, en consecuencia, no ha cesado de ser traicionada o cínicamente utilizada. Por esto es quizá vano dirigirse, como lo hemos hecho otras veces, al espíritu de justicia y de libertad, a la conciencia de loS gobiernos. Un gobierno, por definición, no tiene conciencia. Tiene, a veces, una política, y eso es todo. Quizá la manera más segura de abogar por la república española, no es ya decir que es indigno para las democracias matar por segunda vez a quienes han luchado y han muerto por nuestra libertad, por la libertad de todos. Este lenguaje es el de la verdad, él clama en el desierto. La buena manera sería quizá decir que si el sostener a Franco no se justifica más que por la necesidad de asegurar la defensa de Occidente, no se justifica por nada.

Puesto que los gobiernos occidentales han decidido no tomar en consideración más que las realidades, podemos decirles que las convicciones de una parte de Europa forman parte también de la realidad, y que no será posible negarlas hasta el fin. Los gobiernos del siglo XX tienen una desgraciada tendencia a creer que la opinión y las conciencias se pueden gobernar como las fuerzas del mundo físico. Y es cierto que por las técnicas de la propaganda o del terror, han llegado a dar a las opiniones y a las conciencias una consternante elasticidad. Sin embargo, hay un 1ímite en todas las cosas, y en particular en la flexibilidad de la opinión. Se ha podido mistificar la conciencia revolucionaria hasta hacerle exaltar la miserable explotación de la tiranía. El ejercicio mismo de esa tiranía, sin embargo, hace esta mistificación evidente: y de ahí que en medio del siglo, la conciencia revolucionaria se rebela de nuevo y vuelve a sus orígenes. De otro lado, se ha podido mistificar el ideal de la libertad
por el que los pueblos y los individuos han sabido combatir mientras que sus gobiernos capitulaban. Se ha podido hacer esperar a esos pueblos, hacerles admitir compromisos más y más graves. Pero se ha llegado a un límite que se hace necesario anunciar claramente, y pasado el cual no será ya posible utilizar las conciencias libres; por el contrario, será necesario combatirlas a ellas también. Este límite, para nosotros europeos que hemos tomado conciencia de nuestro destino y de nuestras verdades el 19 de julio de 1936, es España y sus libertades.

Sea como sea, hay un límite que no se podrá superar. Durante 10 años hemos comido el pan de la derrota y la vergüenza. El día de la liberación, en la cúspide de la más grande esperanza, hemos aprendido, además, que la victoria también había sido traicionada y que era necesario renunciar a algunas de nuestras ilusiones. ¿A algunas? Sin duda. Después de todo, no somos unos niños. Pero, sin embargo, no a todas, no a nuestra fidelidad más esencial. Sobre este límite que trazamos, está, en todo caso, España, que nos ayuda a ver claro. Ningún combate será justo si se hace, en realidad, contra el pueblo español. Y si se hace contra él, se hará sin nosotros. Ninguna Europa, ninguna cultura será libre si se erige sobre la servidumbre de] pueblo español. Y si se erige sobre esta servidumbre, se hará contra nosotros.

El inteligente realismo de los políticos occidentales llegará finalmente a ganar para su causa cinco aeródromos y tres mil oficiales españoles, y a conquistar definitivamente centenares de millares de europeos. Después, esos genios políticos, se congratularán en medio de las ruinas. A menos que los realistas entiendan realmente el lenguaje del realismo y comprendan, en fin, que el mejor aliado de la Rusia soviética no es hoy el comunismo español, sino el mismo general Franco y sus apoyos occidentales.

Estas palabras quizás sean inútiles, pero queda un sitio para la esperanza. Ninguna derrota será definitiva mientras que el pueblo español guarde su fuerza de combate. Puede ser una paradoja, pero es el pueblo hambriento, subyugado, el guardián de nuestra esperanza. Guardémonos muy bien de creer que la causa republicana vacila. Guardémonos muy bien de creer que Europa agoniza. Lo que agoniza, del Este al Oeste, son las ideologías. Quizás Europa -de la que España es solidaria- es tan miserable por haberse alejado toda ella, y hasta su pensamiento revolucionario, de un manantial de vida generosa, de un pensamiento en el que la justicia y la libertad se encuentran en una unidad carnal, alejada igualmente de las filosofías burguesas y del socialismo cesariano. Los pueblos de España, de Italia y de Francia guardan el secreto de este pensamiento; y lo guardarán todavía, para que sirva cuando llegue el momento de renacer. Entonces el 19 de julio de 1936 será también una de las fechas de la segunda revolución del siglo; fecha que tiene su raíz en la Comuna de París, que camina siempre bajo la apariencia de la derrota, pero que no ha terminado aún de sacudir el mundo; y que para terminar, llevará al hombre más lejos de lo que ha podido llevarle la revolución rusa de 1917. Nutrida por España y en general por el espíritu de libertad, ella nos devolverá un día una España y una Europa, y con ellas nuevo trabajo de combatir, en fin, a cielo abierto. Al menos, esto
constituye nuestra esperanza y nuestras razones de luchar.

No olvido que si los 20 años significan poca cosa mirando la historia, los 20 años que hemos pasado han pesado con un peso terrible sobre muchos de los españoles en el silencio del exilio. Hay algo de lo que no puedo hablar por haberlo dicho demasiado y es el deseo apasionado, que es el mío, de verlos recobrar la sola tierra que es a su medida. Yo siento la amargura que puede haber, si hablo solamente de luchas y de combates renovados, en lugar de hablarles de la justa felicidad a que tienen derecho. Pero todo lo que podemos hacer para justificar tanto sufrimiento y tantos muertos, es l1evar en nosotros sus esperanzas, hacer que esas esperanzas no sean vanas y que esos muertos no estén solos.

Estos 20 años implacables han usado a muchos hombres en su tarea, y han forjado otros entre los cuales el destino ha de justificar a los primeros. Tan duro como esto sea, es así como los pueblos y las civilizaciones se levantan. Después de todo es de ustedes, españoles, es de España, en parte, de donde algunos de nosotros hemos aprendido a tenernos en pie y a aceptar sin desfallecimiento el duro deber de la libertad. Para Europa y para nosotros, franceses, a menudo sin saberlo, habéis sido y sois los maestros de la libertad. El duro deber que no termina, nos toca a nosotros compartirlo con vosotros sin desfallecimiento y sin compromiso.

Esa es vuestra justificación. Yo he encontrado en la historia, desde que tengo la edad de hombre, muchos vencedores con cara odiosa. Porque leía en ellos el odio y la soledad. Y es que no eran nada, cuando no eran vencedores. Solamente para existir, les era necesario matar y esclavizar. Pero hay otra raza de hombres que nos ayuda a respirar, que no ha encontrado la existencia y la libertad sino en la libertad y la felicidad de todos y que puede, por tanto, encontrar, hasta en la derrota, razones de vivir y de amar. Esos hombres no estarán nunca solos.


Edición digital de la Fundación Andreu Nin, abril 2003.

http://www.fundanin.org/camus.htm

viernes, 8 de junio de 2012

Artículo publicado en "La comune" número 191.

He tenido el honor de que el periódico quincenal "La comune" (en el número 191) publique un artículo que escribí para el número 63 de junio de 2012 de "Socialismo Libertario". Trata sobre las movilizaciones en defensa de la educación. Grazie mile!




Nella Spagna colpita dalla crisi

reattività sociale


Jaime Aguirán


La situazione del lavoro nel mondo della scuola è esemplare di come le crepe del sistema, per quanto parziali, mostrino la sua irreversibile decadenza e costituiscano una sorta di punto di non ritorno per il sistema stesso al suo tramonto.


L’educazione è stata volutamente riorientata dal sistema, che l’ha trasformata in un diritto concesso dallo Stato, per convertirla in formazione di mano d’opera efficiente e di cittadini obbedienti. Le aspirazioni educative e le vocazioni degli insegnanti sono state avvilite dal burocratismo. Ora, il governo decide
di tagliare questo bene comune, dopo anni di lotte assai dure per conquistarlo in ogni quartiere e in ogni paese.


I tagli all’istruzione hanno provocato un’iniziale reattività, con mobilitazioni nelle grandi città così come in piccole località di provincia e con il primo sciopero generale nazionale del mondo della scuola*. Noi insegnanti precari dell’Istituto secondario di Monreal del Campo (Teruel) abbiamo sentito la necessità di reagire e abbiamo indetto un’assemblea aperta a tutti. Abbiamo cercato di coinvolgere tutto il paese e di suscitare partecipazione e appoggio, nonché di coordinarci con i colleghi della scuola primaria, dell’asilo e del centro sanitario. Abbiamo quindi approvato un comunicato per aprire il dialogo con tutta la società chiamando alla solidarietà reciproca e al mutuo appoggio contro gli attacchi del potere politico alle condizioni di vita di tutti. È stato un inizio modesto, la cui continuità dipenderà dal nostro protagonismo e dalla nostra determinazione per un riscatto di lunga durata. A settembre più di 50 mila insegnanti precari perderanno il lavoro. Ma non potranno toglierci anche la vocazione. È ora di reagire ma anche di pensare a quale tipo di educazione aspiriamo, oltre all’alternativa tra statale o privata: un’educazione che non sia più mera istruzione di mano d’opera e di cittadini, che diventi un percorso per la realizzazione delle vocazioni degli individui e di ogni comunità nel suo assieme. Un’educazione di tutti e per tutti.

(tratto da Socialismo Libertario n. 63, giugno 2012).


* Lo sciopero generale del 22 maggio ha coinvolto il mondo della scuola di ogni ordine e grado, dagli asili alle università, in tutta la Spagna, per la prima volta dal post-franchismo. (NdT)